Conocer mejor a las audiencias (II): Por qué se comparten las noticias


En el capítulo anterior: Conocer mejor a las audiencias (I): Qué participación y qué periodismo.

La investigación sobre los procesos de sharing de la audiencia y el periodismo puede parecer relativamente novedosa, pero ya cuenta con un número visible de investigadores que han querido acercarse a este objeto de estudio. Incluso, dejando fuera dos obras de carácter divulgativo que son más que recomendables: Memecracia, de Delia Rodríguez; y Why We Share and Why It Matters, de Alfred Hermida.

Cuando trabajé con Hermida en 2011, gracias a una beca Castillejo, puede investigar sobre las rutinas laborales de los periodistas españoles en Twitter, pero no llegué a abordar el fenómeno desde el otro punto de vista, desde las acciones de la audiencia con ese contenido. Tampoco tenía mucho donde apoyarme, pero desde 2015 parecen haberse intensificado las investigaciones que se han preguntado sobre cómo y por qué las audiencias comparten determinadas noticias frente a otras, es decir, sobre los procesos de news sharing. Esto ahora mismo, en un consumo determinado por la recomendación social, es (casi) como preguntarse por la supervivencia del periodismo.

Kümpel, Karnowski y Keyling (2015) repasaron más de 450 artículos para hacer un detallado estado de la cuestión sobre news sharing, publicados entre 2004 y 2014. Uno de los resultados detectados y que más me interesa es que las noticias con contenidos positivos (en su acepción más general, aquellas que generan sentimientos positivos) son más compartidas. Aunque lógicamente el tono de la información no es la única variable que determina la difusión de un contenido.

La colocación en el sitio original de la noticia o el contexto determinan y mucho esa difusión. De hecho, algunos factores son tan predecibles que algunos autores, como Myers, Zhu y Leskovec (2012) se han aventurado a diseñar modelos de predicción de news sharing en las redes sociales.

Como concluyen Kümpel, Karnowski y Keyling, hay mucha investigación sobre los factores de éxito y lo que funciona en aquellas historias que se convierten en virales. Pero hay muy poco sobre lo que no funciona en el resto de contenidos que también aspiraban a serlo. Los estudios por países o basados en movilizaciones ciudadanas muy recordadas por todos (entre otras cosas porque se compartieron en medios sociales de forma masiva) son un buen punto de partida para categorizar esos elementos que son determinantes para que las buenas historias también aprendan a ser virales.

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