Jesús Rollán se ha ido

Jesús Rollán, portero y abanderado de la selección española de waterpolo (de una selección irrepetible pero claro, en un deporte minoritario) durante una decada, nos dejó este fin de semana. Apareció muerto en un balneario, un centro de desintoxicación y tratamiento de personas depresivas. Poco importa ahora si fue un suicidio o un accidente, lo que está claro es que si estaba en aquel balneario la idea de quitarse la vida ya le había pasado por la cabeza.

Cuentan que un hombre que era el mejor del mundo bajo una portería de waterpolo no supo adaptarse a no ser el mejor en nada en la vida real. Tal vez no haya que hacer tanta literatura y pensar simplemente que la separación de su mujer y las dificultades para ver a su hija fueron dos obstáculos insalvables para alguien que ya no tenía el aliciente del waterpolo, su única motivación desde que siendo niño una grave lesión le metió en las piscinas.

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(Foto de El Mundo, para ver más pincha en la imagen)

Por cierto, en las normas tácitas del periodismo y los libros de estilo de la mayoría de medios se aconseja no informar sobre suicidios (en alguna ocasión trabajando para TV iba de camino a cubrir un accidente y teníamos que volver para atrás cuando se confirmaba el suicidio) ya que está demostrado que personas depresivas pueden encontrar en estas noticias un estímulo para quitarse la vida. La situación se complica cuando el suicidio lo realiza una celebridad pero no creo que en estos casos se rompa ninguna regla informativa. Aquí la noticia no está en el suicidio, sino en que hemos perdido a alguien a quien admiramos.


Me despido de Jesús con este pingüíno que he encontrado por la Red [vía Radiocable], tal vez parezca irreverente. O tal vez a Jesús le guste desde allá arriba que le despidamos con música.

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