Al hilo de la noticia sobre la cifra de inmigrantes llegados en este mes de agosto (por cierto no se pierdan el gran análisis de titulares que hace Íñigo al respecto), he recordado unas palabras del corresponsal de guerra Bru Rovira en una entrevista que pude hacerle. Le pregunté algo sobre el tema y a lo gallego, me contestó con otra pregunta:
Rovira, que se ha recorrido literalmente medio mundo informando de conflictos bélicos, me hizo ver claramente que hay algo que no se puede controlar: el hambre. Cuando hay que elegir entre luchar o morir, se elige rápidamente. No importa la altura de la valla, el número de militares vigilando o la distancia que haya, cualquier cosa es mejor que una muerte segura.
Más cooperación al desarrollo (de verdad, no limosnas) y menos "política", y verás cómo llegan menos cayucos. Nadie se va de su casa por gusto.
¿Cómo es que un tio se juega la vida para saltar una valla? Nadie se pregunta esto...
Rovira, que se ha recorrido literalmente medio mundo informando de conflictos bélicos, me hizo ver claramente que hay algo que no se puede controlar: el hambre. Cuando hay que elegir entre luchar o morir, se elige rápidamente. No importa la altura de la valla, el número de militares vigilando o la distancia que haya, cualquier cosa es mejor que una muerte segura.
Más cooperación al desarrollo (de verdad, no limosnas) y menos "política", y verás cómo llegan menos cayucos. Nadie se va de su casa por gusto.
Comentarios