Poco dura la alegría en casa del pobre. En la otra casa, la de la Sociedad General de Autores y Editores, deben de estar muy contentos por la condena a Julio Alonso, considerado por la juez responsable de unos comentarios dejados en su blog en un post en el que informaba de un Google Bombing contra SGAE en 2004.
Como no es sentencia firme se puede recurrir y se hará, como bien dice Julio Alonso, "esto no ha acabado ni mucho menos". Lo malo es que muchas veces las sentencias finales no logran el mismo eco mediático que las espectaculares denuncias iniciales, con lo que entonces el daño ya está hecho y se instala una especia de autocensura entre los usuarios, que a menudo es el objetivo general de estas acciones legales sin sentido.
Hoy he tenido una charla con una redactora de Radiocable.com sobre este tema y otros como la criminalización de la Red. La entrevista ya está publicada: "Los jueces no deben sentar precedentes para provocar la autocensura en la Red".
Como no es sentencia firme se puede recurrir y se hará, como bien dice Julio Alonso, "esto no ha acabado ni mucho menos". Lo malo es que muchas veces las sentencias finales no logran el mismo eco mediático que las espectaculares denuncias iniciales, con lo que entonces el daño ya está hecho y se instala una especia de autocensura entre los usuarios, que a menudo es el objetivo general de estas acciones legales sin sentido.
Hoy he tenido una charla con una redactora de Radiocable.com sobre este tema y otros como la criminalización de la Red. La entrevista ya está publicada: "Los jueces no deben sentar precedentes para provocar la autocensura en la Red".
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