Con motivo del #EducationDay podemos compartir nuestras reflexiones y experiencias sobre la utilidad de Twitter en el aula, aunque aquí somos más de pensar que en realidad el aula no es un espacio -nunca lo fue-, sino una red de conocimiento. A la vez, el profesor no lo es del todo hasta que no comparte y crea su propia red social.
Esta idea, que muchas veces es difícil de explicar a los señores de ANECA, se ilustra perfectamente en Twitter, ya que su mayor valor educativo es que permite sacar a los que están dentro del aula y meter a los que están fuera.
Y esta característica deriva en multitud de oportunidades gracias a nuevas relaciones. Relaciones que, como todas las comunicaciones distribuidas de forma social y colectiva, no pueden planificarse del todo, pero ahí radica precisamente su valor. Cuando las oportunidades surgen de lo imprevisto -o de la serendipia-, la conectividad es la solución. Como recordaba Vicente Verdú, en la cultura actual el paradigma no es la posesión, sino el estado de nuestras conexiones.
No sé si internet por primera vez ha organizado la imbecilidad, como afirman algunos. No me interesa. Lo que me parece fascinante y debo aprovechar como profesor es la capacidad de internet para organizar y conectar el talento.
Por ejemplo, podemos resumir algunas ideas clave de clase sin saber que, poco después, nos van a ofrecer el gran ejemplo que no mencionamos en ese momento:
De igual modo, el profesor -gestor de esa distribución y promotor de la máquina de serendipias que es internet- puede ofrecer los referentes más cercanos que puede tener un alumno, los antiguos alumnos:
Así con todo. Y tú como profesor o alumno, ¿qué tipo de serendipias estás promoviendo/recibiendo?
Esta idea, que muchas veces es difícil de explicar a los señores de ANECA, se ilustra perfectamente en Twitter, ya que su mayor valor educativo es que permite sacar a los que están dentro del aula y meter a los que están fuera.
Y esta característica deriva en multitud de oportunidades gracias a nuevas relaciones. Relaciones que, como todas las comunicaciones distribuidas de forma social y colectiva, no pueden planificarse del todo, pero ahí radica precisamente su valor. Cuando las oportunidades surgen de lo imprevisto -o de la serendipia-, la conectividad es la solución. Como recordaba Vicente Verdú, en la cultura actual el paradigma no es la posesión, sino el estado de nuestras conexiones.
No sé si internet por primera vez ha organizado la imbecilidad, como afirman algunos. No me interesa. Lo que me parece fascinante y debo aprovechar como profesor es la capacidad de internet para organizar y conectar el talento.
Por ejemplo, podemos resumir algunas ideas clave de clase sin saber que, poco después, nos van a ofrecer el gran ejemplo que no mencionamos en ese momento:
En Autoempleo periodístico hoy hemos analizado la intersección Me gusta/Soy bueno/Da dinero. Vía @silviacobo pic.twitter.com/CAljBNQXJ3
— José Manuel Noguera (@jmnoguera) October 13, 2015
¿Y has puesto el ejemplo de 'No se puede vivir de la petanca'? Classic. http://t.co/vZgW2Ea1EO https://t.co/3ileaiCBdI
— Josep (@jmmartinez) October 13, 2015
De igual modo, el profesor -gestor de esa distribución y promotor de la máquina de serendipias que es internet- puede ofrecer los referentes más cercanos que puede tener un alumno, los antiguos alumnos:
Algún día mis alumnos de Autoempleo deberían conocer a @Chivone @ruthernan o @TwinFreakStudio entre otros. #Alumni
— José Manuel Noguera (@jmnoguera) October 14, 2015
Así con todo. Y tú como profesor o alumno, ¿qué tipo de serendipias estás promoviendo/recibiendo?
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