Aprendizaje con proyectos, una experiencia



Llevo más de doce años impartiendo asignaturas relacionadas con la comunicación digital y siempre he intentado que los proyectos de los alumnos tengan cada vez más peso en el aula. No se trata de quitarle minutos a la teoría, sino de llevarla a la práctica pronto.

Como apunta el método Lean Startup, internet nos permite equivocarnos pronto, rápido y barato. Tenemos apenas diez semanas para diseñar el producto, crearlo y desarrollar unos contenidos mínimos. En principio es muy poco tiempo para casi cualquier cosa, pero cuando aparecen la implicación personal del alumno y la constancia surgen hallazgos muy valiosos. La nota es de lo que menos hablamos, si es que alguna vez hablamos.

Tienen libertad para elegir. Ellos me dicen la historia, la ubican en el periodismo, la publicidad o la ficción, y a continuación elegimos las mejores plataformas digitales y estrategias para contarla. Primero la historia y después las plataformas. No al revés.

Hacer tutelas individuales con proyectos que no son en absoluto comparables (unos en Pinterest, otros en Youtube, otros en Wordpress, en Instagram, etc.) supone un desgaste importante para el profesor comparado con lo sencillo que sería mandar el mismo trabajo para todos. Pero la recompensa vale la pena. Crean productos a su medida y agradecen mucho que te impliques tanto como ellos. Tus consejos y correcciones sólo valen para sus proyectos, no para el resto. Se lo empiezan a tomar como algo personal. Y lo es.

No interesa tanto que no cometan errores como el hecho de que los identifiquen y sepan corregirlos, aunque eso signifique cambiar de rumbo a mitad de camino. Por otro lado algo que debe quedar muy claro desde el inicio es que la evaluación no se basará en datos cuantitativos de impacto (followers, favs, likes...). Ese supuesto "impacto" (muy fácil de manipular, por cierto) no debe despistar de lo importante, que es la creación de contenidos de calidad bajo una estrategia concreta.

Como dice Carlos Scolari, los profesores regalamos métodos a los alumnos y ellos nos pagan con productos. Y esta dinámica cuando se produce en Comunicación es muy enriquecedora para las dos partes.

Así, estoy teniendo el privilegio de ver nacer proyectos tan diferentes como un programa musical en Instagram, un homenaje murciano a Humans of New York o una multitud de proyectos de hiperficción explorativa de los que no quiero dar spoilers para no adelantar los experimentos narrativos que van a intentar. Por cierto, una cuenta en Twitter con la que estoy aprendiendo mucho sobre aprendizaje basado en retos es la del profesor Francesc Pujol, de la Universidad de Navarra.

Con el aprendizaje basado en proyectos no sólo es el profesor el que entra en el aula para sorprender con algo, el alumno entra con el mismo objetivo.Todo esto viene porque mañana, de nuevo, estaré deseando empezar la clase. El día que deje de ser así dejo esto.

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