Poner en valor la comunicación: aspira a ser un profesional caro


La semana pasada mis alumnos de Tecnología III expusieron sus proyectos finales y hubo una idea que, con variaciones, se repitió con cierta frecuencia en la mayoría de los proyectos. "Esto no ha sido fácil", "es más difícil de lo que puede parecer" o "al principio parecía sencillo pero no lo ha sido", fueron algunas de las frases que escondían una idea unánime de fondo: comunicar de un modo profesional requiere esfuerzo, planificación y talento.

Que esta idea estuviera tan visible en las exposiciones me encantó, porque es algo que los profesores hablamos con mucha frecuencia en la universidad: los alumnos tienden a minusvalorarse. Y por tanto a minusvalorar su profesión. Y por tanto a perpetuar esa cultura tan propia, al menos en este país, anclada en la idea de que los asuntos de comunicación son asuntos menores. Y si es menor se valora poco y se paga menos. Porque mi sobrino, que ha hecho un FP de informática, puede llevar perfectamente la comunicación de esta empresa.

No sé si nace de una mal entendida humildad o sencillamente de una salida airosa para presentaciones en público poco preparadas, pero sigue siendo común que los alumnos comiencen sus presentaciones de proyectos -y en la universidad hacen muchos- con una rebaja sistemática del valor de lo que han hecho. Y de ahí a que directamente otros lo menosprecien hay un paso. 

Porque es algo que no casa con tu futuro, no puedes quejarte de que tu profesión está mal si al mismo tiempo estás proyectando -puede que sin darte cuenta- la idea de que tu trabajo lo podría hacer cualquiera con un blog, con un micrófono o con Photoshop. Por eso me alegró tanto que durante las exposiciones de la semana pasada se pusieran en valor los alumnos. Ese es el camino. Deben aspirar a ser profesionales caros. De los que (se) cotizan, de los que pueden rechazar un cliente porque con dos ingresan lo mismo que otros con cuatro.

En España será difícil pero como todas las culturas, la de minusvalorar por defecto la comunicación puede y debe ir cambiando. Un prestigioso consultor de comunicación me apuntaba esta misma idea en una comida: "Nunca podría cobrar en España las tarifas que tengo en Latinoamérica y EEUU", me decía. Tal vez él ya no pueda, pero seguro que alguno de mis alumnos está a tiempo de lograrlo. Sólo tiene que acreditar esfuerzo, planificación y talento.

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