Pagar por menos noticias



2020 ya puede calificarse –entre otras muchas cosas-, como el año de los muros de pago en los medios digitales españoles. Los numerosos movimientos que hemos visto estos últimos meses siempre se han topado con una idea tópica y típica: “en España nadie va a pagar por noticias”, se decía y se sigue diciendo en muchos corrillos profesionales.

Es una verdad a medias y, por tanto, una mentira. En España no estamos acostumbrados a pagar por información, pero llevamos ya una larga tradición de pago por contenidos digitales que satisfacen un servicio determinado. Pagamos por música online, por fútbol o por series de televisión. En otras palabras, pagamos por música sin cortes publicitarios y fácilmente descargable; por no tener que bajar al bar a realizar una consumición forzada y por tener cada noche un catálogo ilimitado de nuestros personajes favoritos. Cuando enfocamos el pago por contenidos como la solución a una necesidad concreta vemos claramente que la gente sí paga, incluso en España.

La pregunta por tanto viene sola, ¿qué necesidad nos solucionan los periódicos? Podríamos pensar que a corto plazo ninguna, pero la pandemia incluso ha traído lecciones sobre el consumo de información. La denominada infodemia –un neologismo que ya acepta la Fundéu- nos ha enseñado lo caro que nos sale estar inundados de información cuando menos dudosa y poco fiable. 

Parecía que no pagábamos por ese concepto abstracto que es la información pero en plena pandemia algunos grandes diarios nacionales han disparado su número de suscriptores. Según ReddePeriodistas.com, El Mundo Premium aumentó sus suscripciones un 358% en pleno estado de alarma. En un periodo similar, Eldiario.es ha pasado de 37.000 a 55.000 socios, y el informe de Evoca Media recuerda que también otros diarios han registrado notables aumentos de socios a partir del coronavirus. La Voz de Galicia multiplicó por siete sus altas en marzo, mientras que InfoLibre y La Razón han duplicado su número de suscriptores, entre muchos otros.  

Ese mantra periodístico de “necesitamos un Netflix de noticias” cada vez se escucha menos -afortunadamente-, a favor de unos medios que han sostenido el primer vaivén publicitario de la pandemia con el músculo imprevisto de sus modelos de pago. Pero lo que me interesa de esta ola repentina de solidaridad hacia los medios son dos cosas. 

En primer lugar, ¿qué ha motivado a los lectores a pagar, por fin, por información? ¿O en realidad están pagando por otra cosa –por un servicio-? De un lado creo que la pandemia ha aumentado los lazos emocionales que ya teníamos con algunos medios. El sentido de pertenencia, a una ideología, a una línea editorial o sencillamente, a una forma de hacer periodismo. Y por el otro lado, puede que no sea la necesidad de recibir más información sino justo lo contrario: recibir menos noticias a cambio de que sean más fiables, o al menos de nuestra cabecera de confianza. 

El matiz último es importante porque, ¿quién decide cuáles son las mejores noticias? Las que investigan al Gobierno y sólo al Gobierno? ¿Las que investigan a la oposición y sólo a la oposición -y cuando esa oposición gobierna entonces sí, sólo al Gobierno-? Lo ideal sería tener dos suscripciones, una de cada lado editorial, pero como es utópico vamos a dejarlo en que pagar por noticias, del lado que sean, puede permitir a largo plazo medios más liberados de otras dependencias. 

Hace justo un año entrevistaba en EEUU al periodista Damià Bonmatí, especialista en migraciones y minorías en riesgo de exclusión social. Una de sus preocupaciones era la brecha informativa que podía abrirse entre quienes podrían permitirse pagar por información de calidad y los que tendrían que conformarse con información gratuita –léase vía redes sociales-. ¿Hay alguna solución para impedir ese brecha? Medios públicos más fuertes, redes sociales que gestionen mejor la polarización y la información falsa, políticos que eviten los discursos del odio en lugar de incentivarlos… demasiados problemas para encontrar una única solución, y en medio de toda una pandemia, nos encontramos que miles de personas deciden empezar a pagar por información.

¿Es porque esos medios están haciendo mejor periodismo o es para que lo hagan? Sea lo que sea, parece que la gente no quiere pagar por recibir más noticias, sino todo lo contrario.  

Imagen: Michael Gaida.

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